Resentimiento

Cómo eliminar el Resentimiento

 

El resentimiento es una de las emociones más dañinas tanto para nosotros como para el entorno donde lo volcamos. Se puede tener resentimiento hacia personas, y hacia la vida misma.  En las familias. En las organizaciones y en el mundo laboral. Con un compañero al que han ascendido cuando tu creías que te lo merecías tú, con un jefe al que no entiendes porque tenéis lenguajes diferentes, hacia esa persona que te dejo por otro, en relaciones familiares por causas como celos, herencias o cariños mal distribuidos… casos hay de todos los tipos e intensidades.  A veces no somos capaces ni de ver que, eso que nos incomoda en nosotros y en nuestras relaciones, podría ser el tan dañino resentimiento. Un ejemplo de esto último aflora mucho en celebraciones y encuentros, en la cantidad de familiares y amig@s que no se sientan cerca unos de otros por roces pasados.

Resentimiento viene de re-sentir o sentir una y otra vez aquello que nos ha dañado o nos daña. Generalmente al resentimiento le acompañan la rabia, la tristeza, la venganza, el rencor… Cuando re-sentimos una y otra vez estos estados emocionales nos dañamos. Entramos en bucle y lo único que conseguimos con esos pensamientos es dañarnos y dañar a otros reiteradamente. El resentimiento es una emoción toxica que nos pone palos a las ruedas. Nos indica que tenemos algo no resuelto en nuestro interior.

Algunos ejemplos donde aflora el resentimiento son:

  • Alguien nos ha dañado en el pasado y no lo he superado /aceptado/perdonado.
  • Aquello que sucedió y que resiento, me sigue dañando. Lo considero como un acto injusto hacia mi persona
  • Quizás me habían prometido algo que yo esperaba y nunca sucedió.
  • No nos valoran lo suficiente.
  • Desequilibrio entre el dar y el recibir. Falsa generosidad.
  • Algo que irrumpió mi vida dañándome y que creemos que no debería habernos sucedido
  • Situaciones que me dañan y no puedo cambiar. Búsqueda de culpables o preguntarme continuamente ¿Por qué a mí?

Al expresarlo frente a otros te muestras como víctima “fíjate lo que me ha dicho, hecho…yo tengo razón, debería…”. Lo expresamos mediante justificaciones, o con rabia, o criticando y de muchas otras maneras. Crees que te das tranquilidad y calma para pasar el momento en la justificación que te haces a ti mismo y que muchas veces explicas a los demás, pero en realidad, si esa calma y tranquilidad existiesen realmente en tu interior ni te justificarías frente a ti ni siquiera frente a otros. Expresar la rabia que sientes también sirve. ¡A quien no le ha sentado de narices un buen ataque de expresión de rabia!

Un grito al aire y te quedas como nuev@. Exprésala porque al expresarla pones límites y verbalizas lo injusto de la situación. Pero, ¿durante cuánto tiempo debes estar rabioso para sanearte? ¿será suficiente para pasar página?

Mejor sería pasar a la acción y avanzar. Hablar con esa persona que te ha generado el dolor, o aceptar que no todos miramos con el mismo prisma o que el perdón se inventó para algo. E incluso que hay situaciones que pasan y no hay culpables. Y el orgullo….cuánto daño hace el orgullo¡¡¡

No siempre es posible conocer o tener una explicación lógica para el daño que sentimos. Ni siquiera a veces tenemos una explicación coherente para los actos de otra persona, así que nos montamos una peli a nuestra conveniencia y el caldo de cultivo está servido.

El mundo de las emociones es complejo y en general nos falta vocabulario para explicar exactamente cuál es la razón origen de ese resentir. Buscando a veces esa explicación que necesitamos, damos vueltas y más vueltas agrandando el resentimiento sin llegar a ningún lado.  Lo que además de resentimiento nos genera frustración y rabia. Oigo en sesiones de coaching frases como “no lo perdonaré jamás” “no lo entiendo, porque a mí” “Con todo lo que he hecho por esa persona…como puede tratarme así” y similares.

Para disfrutar la vida, para avanzar y dar un paso hacia delante cuando estás resentido no es nada fácil. A veces implica una conversación que no queremos tener, incluso implica en muchos casos aceptación, y/o perdón.

Perdonar y aceptar no significa dar la razón, no significa olvidar.

Al hablar del perdón, de la compasión, de la aceptación muchos me responden que les es y será imposible, no pueden evitar sentirse como se sienten. Autoempatía, perdonar y compasión hacia nosotros y hacia los demás son acciones a las que no estamos acostumbrados. Es más fácil pensar, resentir, enfadarse y de vuelta al círculo vicioso. Eliminar el resentimiento no es un proceso ni fácil ni rápido. Dependerá de cuan resentido este tu corazón.

¿Cómo empezar?

El primer paso es tomar consciencia. Parar y pensar. Usar tu cerebro para algo más que para despotricar o resentir. Porque todo ese rencor, todos esos pensamientos que tienes y te dices que lo retroalimentan ¿para qué te sirven? ¿te sientes mejor? Quizás si momentáneamente, pero el sufrimiento que le vas infligiendo a tu vida por cosas en general pasadas y que no puedes en muchos casos modificar, hace que estés como secuestrado en ese pasado perdiéndote la belleza del presente.

Hay una frase de Carrie Fisher que lo describe así “El resentimiento es como tomar veneno esperando que la otra persona se muera” pero en el fondo el que va muriendo poco a poco en su interior eres tú cada vez que lo experimentas y te dejas inundar por él.

Un segundo paso es darle la otra cara de la moneda a “tu pensar” o lo que es lo mismo pensar en el futuro sin esa carga que te oprime, sentir la vida con esperanza y buscar todo lo que puedes hacer y está en tus manos sin recrearte en el pasado. Cuestionarte creencias, etiquetas, juicios que te están limitando. Visibilizarte avanzando. Buscar motivaciones, propósitos. Desafiarte y retarte a buscar otros caminos que te llenen. Hacer el duelo y buscar tu paz interior.

El proceso es un viaje a tu interior, para poder desarrollar un plan de acción que te lleve a esa nueva versión de ti, la que SIENTE y no resiente.

Si necesitas acompañamiento para liberarte de esa carga porque tu sol@ no sabes cómo, lo mejor es pedir ayuda.  Busca ayuda profesional en este camino doloroso. Como coaches te ayudamos a liberarte de esa pesada carga. Te acompañamos a buscar esa motivación y a ese quererte sin fijarte en los demás.

Si sol@ no puedes, te escuchamos. Te acompañamos.

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